viernes, 5 de febrero de 2010

El reconocimiento del Genocidio Armenio es un acto moral primordial y educativo

"El reconocimiento del Genocidio Armenio es un acto moral primordial y educativo"

Robert Fisk
Viernes 5 de febrero de 2010
Robert Fisk, prestigioso periodista británico nos brinda su análisis y opinión en un reciente artículo respecto de la imposibilidad del Estado de Israel para continuar negando la existencia del genocidio armenio.






Esta nota es una excelente oportunidad para reflexionar. Realmente Fisk logra evidenciar y denunciar el manejo de la política exterior de los Estados, en este caso Israel y Turquía (Estados emblemáticos para el acceso de Occidente a Medio Oriente), en base a sus intereses diplomáticos, económicos y militares, dejando de lado los Derechos Humanos a través de la negación. Aunque, claro está, estos serán empleados en el discurso político para su defensa y respeto, cuando las relaciones militares y diplomáticas dejan de ser más importante que un crimen de lesa humanidad, por vislumbrar la inminente posibilidad de sufrir una acusación tal sobre la propia estructura estatal.



Robert Fisk: Israel ya no puede negar la existencia del primer Holocausto del Siglo XX


Mientras los israelíes conmemoraban esta semana el segundo Holocausto del Siglo XX, yo me encontraba en la Biblioteca Gulbenkian en Jerusalem, revisando los registros impresos y los manuscritos de las víctimas del primer Holocausto del siglo pasado. Me resultó una extraña sensación.

Los armenios no tomaron parte de las ceremonias oficiales organizadas por el estado de Israel para recordar a los seis millones de judíos asesinados por los alemanes entre 1939 y 1945, tal vez porque este país se niega a reconocer que el millón y medio de armenios muertos entre 1915 y 1923, fueron víctimas de un genocidio turco. Las relaciones militares y diplomáticas entre Turquía e Israel son más importantes que el genocidio. O lo eran.

George Hintlian, historiador y prominente miembro de la comunidad armenia de Jerusalem, señala los carteles ubicados a pocos metros del monasterio armenio de 1.500 años de antigüedad. Anuncian las conmemoraciones del 24 de Abril. Pero sólo uno de ellos había quedado entero, el resto estaba desgarrado, desfigurado y hasta en algún caso cubierto con graffitis en hebreo pintados con aerosoles. "Tal vez no les gusta que haya existido otro genocidio", me dijo George. "Estas son cosas que nosotros no podemos explicar".

Más de setenta miembros de la familia de Hintlian fueron masacrados en las marchas de la muerte en 1915, cuando oficiales alemanes presenciaban el sistema de ejecuciones, los traslados en vagones de carga a los campos del cólera o el cruel asesinato mediante la asfixia en las cuevas mediante el humo, -las primeras cámaras de gas del mundo-.

Un testigo de los hechos, el vicecónsul alemán en Erzerum, Max von Scheubner-Richter, acabó como uno de los más cercanos asesores y amigos de Hitler. No puede decirse entonces que no hubo conexión entre el primer y segundo holocaustos.

Pero los tiempos están cambiando. Desde que hace un año, cuando Turquía comenzó a elevar su voz acerca de la masacre de los palestinos en Gaza, prominentes figuras israelíes han descubierto de pronto el genocidio armenio.

¿Quiénes son los turcos para hablar de asesinatos en masa? ¿Alguien ha olvidado 1915? Para George y sus compatriotas, -hay unos diez mil armenios en Israel y la ribera occidental ocupada, cuatro mil de ellos con pasaportes israelíes en su poder-, habían sido relegados hasta la guerra de Gaza. "En 1982, los armenios fueron dejados de lado en una Conferencia acerca del Holocausto en Jerusalem", dijo.

"Durante tres décadas, ningún documental sobre el Genocidio Armenio podía ser mostrado en la televisión israelí porque hacerlo podría ofender a los turcos. Luego, el año pasado repentinamente, importantes personalidades israelíes exigieron la exhibición de un documental. Treinta miembros del Knesset nos apoyaron. Siempre tuvimos el apoyo de Yossi Sarid de Peace Now (miembro del partido Meretz), pero ahora también los israelíes de derecha nos asisten".

Los periódicos Maariv y Yediot Haronot comenzaron a mencionar el Genocidio Armenio y George Hintlian apareció en la televisión israelí con Danny Ayalon, -el ministro de Asuntos Exteriores que humilló al embajador turco obligándolo a tomar asiento en un sofá por debajo de él- y luego con el presidente del Parlamento de Israel, Reuven Rivlin, quien aseguró en la ocasión que su país debe conmemorar cada año el "Genocidio Armenio".

La prensa israelí llama ahora al genocidio de los armenios como una "Shoah", el mismo término que utilizan para referirse al Holocausto judío. Como Hintlian afirma con exacta precisión: "¡Nos han actualizado!"

Esta temeraria muestra de hipocresía no ha pasado desapercibida para Yossi Sarid, quien ha descrito públicamente, cómo unos meses después que el premier turco Erdogan denunciara la guerra de Gaza, "una importante personalidad israelí me telefoneó y dijo lo siguiente: "Ahora debes golpear a los turcos, denunciarlos por los delitos que cometieron contra los armenios, Yossi, tienes derecho a hacerlo!"

Sarid se sintió consternado. "Estaba lleno de repulsa y mi alma quería vomitar", escribió en Haaretz. "La persona que me llamó fue un ejemplo vergonzosamente feo de los que habían estado a la vanguardia negando el genocidio armenio. Así que ahora tenemos "nuevas canciones" (frase de Sarid) que están siendo escuchadas en Jerusalem. Los turcos son los últimos que tienen el derecho a enseñarnos ética".

El lado brillante de este angustioso debate es que uno de los mayores expertos en el Holocausto de Israel insistió -ante la furia del entonces canciller, ahora jefe de estado Shimon Peres- que las masacres armenias fueron sin duda alguna un genocidio. Decenas de miles de israelíes han creído siempre lo mismo; muchos de ellos esperan poder participar de la próxima conmemoración del 24 de Abril y la mayoría de los israelíes se refiere al genocidio de los armenios como una "Shoah", en lugar de decir matanzas, término hasta ahora favorecido por la elite política.

Pero la mayor ironía de todas se produjo el año pasado cuando los gobiernos de Armenia y Turquía acordaron reabrir las conversaciones para establecer relaciones diplomáticas y someter al Genocidio Armenio a una investigación académica conjunta que decidiría "si" existió un genocidio. Como afirma el profesor israelí Yair Oron de la Open University de Israel, "Me temo que muchos países dudarán ahora en reconocer el genocidio de los armenios. Ellos dirán por qué debemos conceder el reconocimiento del genocidio si los armenios cedieron. El reconocimiento del Genocidio Armenio es un acto moral primordial y educativo. En Israel estamos obligados a reconocerlo".

El profesor de la UCLA, Richard Hovanissian se preguntó: "El pueblo judío estaría dispuesto a renunciar a la memoria del Holocausto en aras de buenas relaciones con Alemania, si Alemania así lo reclama?". George Hintlian describe el acuerdo entre Armenia y Turquía, -que de hecho pude resultar sin ratificación por ninguna de las partes- como un "terremoto".

Caminamos juntos en la tarde fría por el interior oscuro de la gran monasterio armenio de Jerusalén con sus iconos y velas. George abrió un armario para revelar una escalera oculta hasta que los sacerdotes se arrastran durante una semana en secreto cuando los invasores pasado a través de Jerusalén. En este lugar húmedo, piadoso, el antiguo gobernador del Mandato Británico de Jerusalén, a menudo se sentaba a reflexionar sobre lo que él llamó "la gloria y la miseria de un pueblo".

La vida ha sido miserable para miles de armenios aquí. Hasta 1948 quince mil armenios vivían en Palestina, muchos de ellos sobrevivientes del genocidio. Pero diez mil de ellos corrieron la misma suerte que los árabes palestinos, que debieron huir de sus hogares expulsados por el ejército del nuevo estado de Israel. Perdieron sus comercios de Haifa y Jaffa. Muchos de ellos buscaron refugio por segunda vez, ahora en Jerusalem. Unos pocos lograron establecerse en Chipre, donde fueron desposeídos por tercer vez durante la invasión turca de 1974. Como lo dice con tristeza George: "Hoy, seis mil armenios que residen en Jerusalem y la ribera occidental no pueden viajar y se consideran los palestino-armenios por la burocracia israelí".

George es hijo de Garbis, que con sus diecisiete años de edad sobrevivió a las marchas de la muerte en el desierto. "Perdió a su hermano, que fue muerto a hachazos delante suyo", cuenta Hintlian. Su padre trabajó para los británicos luego del armisticio de 1918, reuniendo evidencias para los juicios contra los genocidas que se llevaron a cabo en Constantinopla. Pero aquellas demandas pronto fueron abandonadas. Todo fue en vano.

¿Y qué sucederá si el juego cambia nuevamente? Turquía e Israel han sido tradicionalmente buenos amigos. Yossi Sarid imagina: "Supongamos que se renueven los vínculos amistosos con Turquía. Entonces ¿Qué? ¿Seremos capaces de volver a proporcionar nuestra contribución a la negación del Holocausto Armenio?



Autor: Robert Fisk "The Independent"
Fuente: Todos x Armenia

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